martes, 22 de agosto de 2017

El terno sevillano de la Virgen del Rosario (Nuevos datos sobre el terno de Ana de Viya)

Muy poco se sabe de los ternos antiguos de la Virgen del Rosario. Casi nada hay documentado, solo algunas noticias y citas de la prensa, llenas de errores y contradicciones, pero hacen que nos situemos en las fechas y podamos estudiar la procedencia de los mismo. El ajuar de la Virgen conserva, aunque muy deteriorado, el terno de tisú de oro bordado en plata en el que se utilizaron además láminas de este metal en su conjunto. El terno debió realizarse en la segunda mitad del siglo XVIII o en los primeros años del siglo XIX. El cartel de las Fiestas del Corpus del año 1863 citaba lo siguiente: “…adornada con ricas alhajas, siendo de mucho gusto y de gran valor el manto el manto de tisú de oro bordado en plata que ostenta”. Así mismo, nos relata el Diario de Cádiz como en la Función Principal de la Asociación de Damas Camareras, celebrada el 1 de noviembre de 1912, la Virgen vestía un antiguo manto: “…terminada la Santa Misa y Tedeum subieron al Camarín a besar la mano de la Reina del Cielo, Nuestra Santísima Patrona, las Damas Camareras y otras muchísimas personas tuvieron el honor de conocer el manto a que había hecho mención el Rvdo. P. Prior (Fray Lorenzo G. Sempere O.P.) en su sermón; es una verdadera obra antiquísima de gran mérito y valor”.

Postal de 1912

Pero no menos desconocido, aunque mucho mas cercano en el tiempo que el anterior, es el que conocemos por el de “Ana de Viya” al ser una donación de la importante aristócrata gaditana. Inexplicablemente se dejo de usar debido a su mal estado y se perdió su rastro, aunque hay quien mantiene que algunas piezas siguieron vistiendo la Virgen del Rosario.

Ana de Viya 

Ana de Viya y Jáuregui nació en 1838, hija de Ignacio de Viya y Cosió y de Josefa Jáuregui de Viya, siendo sus hermanos Guadalupe, Ignacio, Félix y Habeneca. En 1877 muere su padre, Ignacio de Viya, quien había sido cónsul español en Méjico, donde perteneció a la Orden de Guadalupe. Ignacio de Viya dona en 1842 las vidrieras de la fachada principal de la Catedral. En 1892 ya habían fallecidos todos los hermanos de Ana, puesto que en abril de ese año, el gobierno de su majestad autoriza al Obispo de Cádiz, don Vicente Calvo y Valero, el traslado de los resto mortales de la familia desde el cementerio municipal hasta el panteón de la Catedral. Durante su vida, Ana realizó multitud de donaciones a la Iglesia como la magnifica custodia de la Catedral, de estilo neogótico y realizada en 1890 por el artista joyero Manuel Ramírez Serrano en plata dorada y rematada con perlas naturales, diamantes y esmeraldas; dio un millón de reales para las obras del seminario, o donó joyas de su familia para el ajuar de la Virgen del Carmen. A doña Ana se le debe también la construcción en 1904 del colegio de San Ignacio de los salesianos, que ella misma financió. Ana de Viya viajo hasta Turín junto con el canónigo Félix Soto y Mancera para conocer a Don Bosco, quien le autorizó la construcción de un colegio en nuestra ciudad, siendo este el primero que los salesianos tendrían en nuestro país. Durante su vida no para de ofrecer donaciones para los colegios, la beneficencia o las cofradías. En el 1912 realiza donaciones para la Cofradía de la Piedad, otra a la Cofradía del Santo Entierro y una mas a la Venerable Esclavitud de Ntra. Sra. de la Merced, a fin de que pudieran celebrar sus respectivos cultos. En 1914 es elegida presidenta de la comisión para preparar el viaje a Alba de Tormes por parte del Convento del Carmen. También fue presidenta de la Archicofradía de María Auxiliadora y era miembro de casi todas las asociaciones piadosas de la ciudad.

Enterramientos de la familia de Viya y Jáuregui

Además, Doña Ana era conocida por su amor incondicional hacia nuestra Patrona, fundando en 1910 la Congregación de Damas Camareras siendo presidenta hasta 1915 que es nombrada por unanimidad Presidenta Perpetua de la asociación. Gran benefactora de la Virgen del Rosario, donó las andas donde posesionaba la Virgen y participó en su posterior restauración, participó en la hechura del nimbo o trono de plata y bronce, y donó el rico terno del que ahora hablaremos. Ana de Viya falleció el 27 de diciembre de 1919 a los 81 años, siendo enterrada en la Catedral tras partir el cortejo fúnebre desde su colegio y asilo de huérfanos de San Ignacio.

Fotografía posterior a 1915

Según consta en varias publicaciones, el terno de Ana de Viya se estrena en la Solemnidad del Corpus de 1915, afirmación que viene precedida por una noticia del 13 marzo aparecida en prensa donde se invita a los gaditanos a que pasen por el domicilio de doña Ana de Viya, situado en la plaza de Mina numero 8, para poder contemplar el manto que estrenará la Virgen y que está expuesto en una vitrina. Pero podemos afirmar que el terno ya existía y que en dicho año lo que se realiza es una restauración y ampliación, suprimiéndose el borde ondulado de manto y añadiendo una cenefa. No sabemos si la cola del manto se modificaría, pues las fotos que poseemos de la espalda son posteriores a 1915. El terno en cuestión se borda en 1883, quedando reflejado en un articulo del periódico jerezano El Guadalete que dice lo siguiente: 

El manto en 1928

“Hemos tenido ocasión de ver y admirar en la Iglesia de Santo Domingo, un precioso manto de tisú de plata con flores de oro sobrepuestas, que por disposición de una piadosa señora convecina nuestra ya difunta, estrenará en la solemne procesión de hoy la efigie de nuestra excelsa Patrona la Virgen del Rosario. Este riquísimo trabajo, cuya confección ha estado a cargo de una de las mas habilidosas bordadoras de Sevilla, tiene de costo 6.700 duros, y es sin duda en el difícil genero a que pertenece, uno de los detalles de ornamentación que mas han de sorprender al público en el acto religioso a que nos referimos. Lastima que la estrechez de las andas no permita al soberbio manto desplegar en toda su amplitud y riqueza y valor artístico que atesora. También lucirá la sagrada efigie una valiosa cruz de brillantes, donativo de otra piadosa y acaudalada señora de esta ciudad”.


El manto a principio de los años 40

La señora difunta debía tratarse de Josefa, la madre de Ana, o Josefa Habeneca, su hermana, pues Guadalupe aún vivía, ya que en los listados de las donaciones de objetos a las Escuelas Cristianas de la Merced (en las que doña Ana también participaba), aparece en los años 1888 y 1889 doña Guadalupe Jáuregui, debiéndose tratar de la misma persona. En 1884 se estrenan las nuevas andas de la Virgen obra del tallista Francisco Salgado y en la publicación Las Veladas Gaditanas aparece la siguiente noticia donde se cita al manto que se estrenó el año anterior: “…donación de la misma respetable señora que el año anterior la hizo de un riquísimo manto y escapulario valor de 7.000 y dedicados a esa imagen”. Así mismo en la edición del 1 de junio de 1893 del periódico La Dinastía, donde se informaba de la ceremonia de la restitución del niño Jesús que le fue robado a la Virgen, dice lo siguiente acerca del terno: “Lucía la imagen un magnifico vestido que hace pocos años le regalo la familia de Viya”.

Fotografía de 1943

Una nueva citación del terno, anterior a la fecha a la que se databa erróneamente su hechura, la encontramos en la descripción de la novena de 1912 donde dice que la Santísima Virgen “aparece en su grandioso camarín, vestida de rico túnico y manto de tisú de plata bordado en oro…” Don Gaspar Ruiz Hernández, natural de San Fernando y director de la revista La Isla, además de articulista en otras revistas y periódicos, cita el terno en El Noticiero Gaditano, en su edición de 5 de octubre de 1929: “… el inolvidable rector de dicha iglesia, el Padre Medina, y en cuyo tiempo estrenó la Virgen, ese rico manto bordado en oro, de tanto valor, que luce en la festividad del Corpus siempre”. El padre Francisco de Asís Medina fue rector de la Iglesia de Santo Domingo desde 1880 hasta 1890, año en que volvieron a su casa los Padres Dominicos después de 55 años de ausencia, gracias a la labor del obispo Vicente Calvo y Valero. 

Con todos estos datos, unidos a una serie de 5 postales de la Patrona de Cádiz que edita la imprenta madrileña Hauser y Menet en 1912, donde en su primera postal aparece la Virgen con el terno antes de añadirle la nueva cenefa del manto, podemos confirmar que el manto que regaló doña Ana de Viya databa de 1883. 

Manto de la Virgen de Consolación de Carrión de los
Céspedes de 1897 y atribuido a las Hnas. Antúnez

Si bien ya sabemos el año de realización y que su autora fue una afamada bordadora sevillana, ¿pero cual? Con esos datos cerramos el circulo a Patrocinio López, que destacó con su producción en la segunda mitad del siglo XIX; y a las hermanas Antúnez, que aun siendo dos, Ana y Josefa, puede tratarse de un error de transcripción, y que ejecutaron sus trabajos entre el ultimo tercio del siglo XIX y los primeros años del siglo XX. Por aquella época también bordaban para las hermandades sevillanas Eloisa Rivera, Concepción Peláez o Emilia Salvador Ybarra pero al ser sus producciones menores en cantidad de piezas, nos es imposible fijar la autoria. La atribución exacta es una empresa muy complicada que al no ser un experto en la técnica del bordado no soy capaz de adivinar. No está documentado que ninguna de las citadas bordadoras trabajara para nuestra ciudad ni que tuvieran relación con la misma. Solo encontramos una remota vinculación con las hermanas Antúnez, en este caso con Josefa Antúnez Meléndez que contrae matrimonio en 1866 con Antonio Muñiz Crespo. Antonio Muñiz se dedicó durante su vida a la ebanistería y carpintería y en el año 1879 es galardonado con la medalla de plata en la Exposición Regional, celebrada en nuestra ciudad y que organizo la Sociedad Económica Gaditana Amigos del País; y donde participó presentado una cama matrimonial de nogal y otras maderas. Datos insuficientes para relacionar a las hermanas Antúnez con la autoría del manto de la Virgen.

Terno de finales de los años 50

A finales de los años cincuenta se deja de usar el magnifico terno de tisú de plata y las Damas Camareras le encargan la hechura de un nuevo manto a Adela Medina “Gitanilla del Carmelo”, el cual es bordado en raso blanco con piezas de grandes tamaños y con numerosas estrellas bordadas en oro repartidas por el manto y la saya. Para la saya se usan algunos bordados de la antigua saya de 1883. En 1993, tras caer un aguacero cuando la Virgen regresaba a su Santuario el 7 de octubre, el manto es pasado por las Madres Dominicas de Torredonjimeno, perdiendo vistosidad. Al mismo se le añade en las vistas “Señora por tu Rosario, Logre yo mi salvación”, y en el centro de la parte trasera, un anagrama con el nombre de la Virgen y bajo el mismo el escudo de la Orden de Predicadores y el de la Diócesis de Cádiz, todo ello rodeado por un rosario. 

Terno de 1963

En 1963 se encarga un nuevo terno bordado por las Hijas de María Santísima de los Dolores y San Felipe Neri, la Filipenses del Convento de Santa Isabel de Sevilla. La tela fue donada por Susana Burckman de Grosso, colaborando posteriormente Mercedes Lisau de Brome, tesorera de las Damas Camareras. El importe total del manto fue de 177.935 pesetas que se pagaron en tres veces. Debido a sus grandes dimensiones se vuelve a llevar al convento de Santa Isabel en los años ochenta donde acortarlo y se le añade los escudos Cádiz y de la Orden de Predicadores en la parte inferior de las vistas de manto. El resultado del pasado del manto no es satisfactorio al desaparecer del mismo multitud de piezas, siendo reclamado a la hermanas filipenses el arreglo del mismo que se haría años mas tardes. Con las piezas sobrantes el gaditano Mariano Arce Camacho realizó una saya a la Virgen a finales de los años ochenta. Dudamos que algunos de los bordados del terno 1883 continúe hoy en día en algunos de los nuevos ternos que visten a la Santísima Virgen, exceptuando la saya de finales de los 50, que solo conserva alguna pieza. Esta es una de las tantas pérdidas irreparables del que era riquísimo patrimonio de nuestra Patrona.

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